La creación de ciudades accesibles debe contemplar a toda la ciudadanía, incluyendo a sus segmentos más vulnerables. El uso de semáforos, cedalpasos, stops y otros elementos de señalización horizontal y vertical prestan un servicio eficaz a un porcentaje mayoritario de la población, pero es insuficiente para las minorías que sufren algún tipo de discapacidad, en especial la pérdida de visión.
En ciertos países hispanoamericanos, estas ‘minorías’ suman una porción notable de la sociedad. Es el caso de México, donde más de un millón de personas sufre deficiencias o discapacidad de la visión. Al otro lado del Atlántico, España es el país europeo con el mayor porcentaje de población con minusvalía visual: el 6,20%, es decir, más de 105 mil individuos, según un estudio de Lenstore. Los afectados por esta limitación experimentan serias dificultades para desenvolverse en vías y zonas peatonales y disponer de igualdad de oportunidades debido a la insuficiencia de suelos y elementos táctiles.
En concreto, los pavimentos podotáctiles son un aliado esencial para la ciudadanía invidente. Se definen como un conjunto de baldosas texturizadas, fácilmente reconocibles al tacto mediante el calzado y el bastón blanco o verde, con múltiples finalidades: (1) advertir de la presencia de peligros en lugares públicos, como los límites de un andén; (2) informar de alteraciones en el recorrido, como el bordillo de una acera o la proximidad de tramos escalonados, y (3) alertar de cualquier situación de riesgo. Por esta razón, estas superficies constituyen la mejor ayuda para personas con discapacidad visual en entornos urbanos.
Gracias al suelo podotáctil, la persona invidente o con visión reducida es capaz de anticiparse a los obstáculos del camino y transitar sin comprometer su seguridad, ni la de otros ciudadanos. Asimismo, reduce los accidentes de viandantes distraídos con el teléfono móvil (smombi), pues la singular textura de estas baldosas es perceptible para el resto de peatones.
La historia de la baldosa podotáctil comienza en 1965, cuando el inventor nipón Seiichi Miyake (1926-1982) impulsó la creación de los denominados ‘bloques Tenji’, instalados por primera vez en Okayama, en la isla de Honshū. Lucrarse no era su meta, sino asistir a un amigo con problemas de visión. De este invento se beneficiaron no sólo las personas con ceguera o discapacidad de la visión del país oriental, sino también del resto del mundo. Por este motivo, el buscador Google dedicó un doddle a Miyake en 2019.
El pavimento de tacto visual está presente hoy en multitud de ciudades y distritos mexicanos. Dos son las clases de baldosas podotáctiles que pueden encontrarse, a saber:
▪ De guía: estas superficies táctiles se distinguen por su relieve de franjas o líneas que indican la ausencia de obstáculos en el camino. Proporcionan a la persona no vidente una guía direccional, necesaria en cruces peatonales y otros tramos similares.
▪ De advertencia: estas baldosas están texturizadas con puntos y advierten al peatón invidente de la proximidad de un riesgo, como el borde de la acera, el final del andén de la estación ferroviaria, etcétera.
Respecto a la normativa de pavimento podotáctil, en las Normas y Especificaciones para Estudios, Proyectos, Construcción e Instalaciones se establece que «deben ser de color contrastante con el pavimento existente, pueden estar integrados al acabado del piso, y ser un elemento tipo loseta o sobrepuestos. En las edificaciones o conjunto de las mismas, los pavimentos táctiles deberán seguir un mismo criterio en su disposición, forma y dimensión de módulos, independientemente de los materiales utilizados».
Además, este documento elaborado por el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INIFED) declara, en su punto 7.2.1, que las baldosas «deben estar colocadas en entornos urbanos, en banquetas o rampas en guarnición antes del cruce peatonal o en conjuntos de edificios que involucren recorridos exteriores».
Por otra parte, el Manual de Normas Técnicas de Accesibilidad desarrollado por la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México señala lo siguiente: «Se indicará la ruta accesible para personas con discapacidad visual con pavimento táctil como mínimo hasta el primer punto de comunicación del edificio (módulo de atención, personal, etc.) o información interactiva».
Principales materiales para implementar superficies podotáctiles
Piso podotáctil de cerámica
Estas baldosas de Unimat Traffic se fabrican en cerámica resistente al tránsito de viandantes y permiten aumentar la accesibilidad de aceras para invidentes. Están disponibles en colores gris y amarillo, siendo esta última opción la más utilizada en espacios urbanos. Su instalación y mantenimiento fácil constituyen un atractivo adicional.
Piso podotáctil de fibra de vidrio
Estas baldosas táctiles de Unimat Traffic han sido desarrolladas en fibra de vidrio de alta resistencia y con cualidades antiderrapantes. El objetivo de las superficies táctiles, disponibles en colores blanco, amarillo y negro, es ofrecer una orientación táctil a la población invidente o con visión reducida.
Piso podotáctil de PVC
Estos suelos para invidentes de Unimat Traffic se fabrican en policloruro de vinilo (PVC) y pueden higienizarse fácilmente con agua y detergente. Poseen un mantenimiento sencillo y una alta resistencia y durabilidad al tránsito en aeropuertos, estaciones de metro, etcétera.
Piso podotáctil de metal
Unimat Traffic es proveedor líder de suelos podotáctiles desarrollados en acero inoxidable, con versiones con o sin tornillos en función de las necesidades del cliente. Sus patrones grabados son fáciles de ‘leer’ para las personas invidentes. Gracias a la resistencia de las baldosas, estas no se degradan por efecto del paso de peatones en centros comerciales, aeropuertos, hospitales o estaciones de metro.